jueves, 10 de julio de 2014

Reflejos; Capitulo 7

REFLEJOS
 
Capitulo 7
Palabras Mudas

Cassy estaba pensativa mientras recordaba cada segundo que había transcurrido al lado de su complemento, al que quería, pero, no tenía el valor de decirle lo que sentía...

-¿Qué me pasa?- Se pregunto a si misma mientras se dejaba caer en el colchón de su cama -¿Por qué...?- Pregunto a la nada mientras sus ojos se humedecían, cerro sus parpados dejándose sucumbir en el sueño como una bebe en los brazos de su madre.

Flashback
-Papi, no me dejes... quédate en casa- Le suplicaba esa niña con el rostro empañado en lagrimas –No te vayas papi...- Un fuerte bofetón de parte del ser que la engendro la hizo caer al piso, su rostro se quedó inerte, la mejilla se le enrojeció con rapidez y las lagrimas le corrían a mares; su mirada inocente en los ojos de su padre quien se marchaba.
-Tú no eres mi hija, esa perra que tienes por madre se fue y le abrió las piernas a otro antes de casarnos, por eso tú no eres mi hija... eres un engendro que jamás debió nacer- Escupió el piso con rabia, la niña no dijo nada... vio partir a su padre en una auto negro brillante con una rubia de alta estética y ojos azules como el zafiro.
-Papi... regresa- Se le fueron las palabras a la niña y su llanto se prolongo en los brazos de su madre que la cargo y la llevo dentro de la casa para consolarla.

Las horas pasaron y la niña se tranquilizo,; con su frágil cuerpecito en la cama, escuchando en silencio el llanto de su madre en la habitación que quedaba al lado de la suya, sus ojos se llenaron de lagrimas una vez más. Lágrimas que se derramaban con cada parpadeo, empañándole las pestañas a la chiquilla.

-Vuelve... papi- Susurro a la nada con un vacio emocional.
Flashback
 
El sonido del timbre la hizo salir de sus pensamientos y poniéndose una remera larga, casi como una bata que le cubría el torso y en parte sus caderas, dejando su ropa interior casi descubierta; la pelirroja salió de su cuarto y abrió la puerta encontrándose con los ojos grisáceos del pelirrojo.
 
-Bonitas bragas- Le dijo con un tono pícaro de su voz.
-...- Ella no respondió y bajo la mirada.
-... ¿Pasa algo?- Le pregunto agrandando un poco sus ojos.
-...- Ella se quedo como una muñeca... callada e inexpresiva, pero, sus ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Qué paso? ¿Por qué lloras?- Verla así de afectada, era difícil para él.
-...- Ella permaneció en silencio, y de un segundo a otro se abalanzo sobre él, abrazándolo con fuerza y desahogando sus lágrimas.
-Ya, ya paso, dejalo salir- Le susurraba al oído.
-No... No ha pasado... quedan 4 horas...para que pase...- Susurraba con un aire de delirio en el pecho de su amado.
-¿Eh? ¿Qué estás diciendo?- Le pregunto.
-Faltan 4 horas... mi madre se va- Respondio con un aire de alucinación.
-Mírame- Le sostuvo el rostro con ambas manos –No te hagas más daño ¿vale?... Ya se fue, no puedes traerla de vuelta- Le decía.
-Se fue por mi culpa- Le soltó esas palabras frunciendo el ceño.
-¿Qué dices?- Le pregunto desconcertado el pelirrojo.
-Discutimos en la cocina... me mando a mi cuarto... en la mañana... ya se había ido- Fue su respuesta y él la cogió entre sus brazos cerrando la puerta de una patada.
-Entonces... no llores más- Le pronuncio un tanto frio esas palabras.
-¿¡Como puedes decirlo así tan tranquilo!?-Ella se molesto -¡Bájame!- Le grito con rabia y él la dejo caer en la cama, subiéndosele encima como una mascota risueña a su amo.
-¿Por qué te aferras al pasado?- Le pregunto Castiel.
-Bájate- Le dijo Cassy estando enojada.
-¿Por qué lo haría?... Si te gusta que me suba sobre ti- Le sonrió con picardía.
-No quiero nada, bájate y lárgate ahora... o no me hare responsable de lo que pase aquí- Pronuncio ella.
-No te creo, no eres capaz de nada... solo mírate, hace unas semanas eras tú la que me dominaba... ahora soy yo el dueño de tus acciones- La estaba provocando.
-No sabes lo que dices... no me conoces- Le desvió la mirada y dejo de forcejearle sus ojos se cargaron en lagrimas que dejo correr cuando parpadeo, una a una de esas amargas lagrimas que le manchaban el rostro.

Castiel cedió dejando su cabeza en el pecho de ella, su torso solo cubierto con esa camiseta y le escuchaba aquellos latidos de su lastimado corazón.
Narra Castiel
¿Cuánto ha pasado desde la última vez que me sentía así?... No recuerdo, pero, se que más de dos años ya han transcurrido desde que me sentí así de indefenso. Quizás debería mostrarle más autoridad, pero, no puedo... es como si fuese a romperse cuando lo intento. Su corazón tiene un latir relajante, pero, me gusta más cuando se le acelera la presión sanguínea, me agrada verla sonrojada y suplicando por mas. Lentamente pase una de mis manos bajo su camiseta después de desabotonársela; delicadamente estaba acariciándole y posterior a eso, le masajeaba uno de sus pechos. Su corazón latía más rápido y su respiración se agitaba, su piel comenzaba a humedecerse y mi cuerpo estaba encendido; deseando tenerla de piernas abiertas bajo mi cuerpo. No pude resistirlo más, aun cuando no era el momento de hacerlo, mi cuerpo me lo pedia a gritos.

Me subí sobre ella después de desabrocharme los pantalones; ella pasó sus piernas alrededor de mi cintura, su mirada era la misma. Inocente y mentirosa, juguetona y traviesa, como me gustaba. Me le acerque más para poder besarla mientras me bajaba los pantalones mas, conseguí liberar una de mis piernas y lo mismo hice con mi ‘bóxer’; le sujete el cinto de sus bragas y ella subió sus manos por mi pecho hasta mis hombros, jalándome a su cuerpo.

Cada dia la necesitaba más y en un segundo comencé a sentirla de nuevo; cada movimiento de su cuerpo, rozándonos la piel y desahogando nuestro deseo en el cuerpo del otro. Sus piernas cedieron quedando a cada lado de mi cuerpo, mientras más se lo hacía, mas fuerte gemía, con dulzura susurraba mi nombre a mi oído. Jadeando al punto de forzar sus pulmones para coger aire. Sus manos bajaron pasando bajo mis brazos y cruzando a mi  espalda, las subió hasta mis hombros y volvió a gemir. Cuando estábamos juntos, no solía decirle nada, no podía... no tenía el valor de decirle un “Te quiero” o un “Te amo” o quizás un “Me encantas”. Mis labios se sellaban negándome las palabras que quizás ella quería escucharme decirle.

Más lento y más suave, ella suspiraba; mas rápido y más brusco, ella gemía y jadeaba. No quise ser solo ‘instinto sexual’ esa tarde que pasaba a noche... deseaba hacérselo lento, con suavidad, como si fuese la primera vez de ambos. Como si los problemas no existieran, como si su dolor jamás hubiera nacido. Como si... ella hubiera sido la primera en mi vida. Mientras lento se movía mis caderas, más dulces eran sus suspiros. Comenzó a acariciarme la espalda con ternura, sin decir palabras.

Cuanto deseaba estar así con ella cada dia, cada noche y en cada lugar que la viera. Ella acerco su rostro al mío; sus ojos me pedían las palabras que siempre callaba y esa vez... fue igual, calle, como el cobarde que siempre he sido. Una mínima sonrisa seguida de un silencio profundo, en donde solo nos miramos a los ojos y le bese, con deseo a la vez que continuábamos lo que empezamos momentos antes. Me sentía muy mal por no poder decirle todo lo que por ella sentía...

...

Estaba descansando ella en mi pecho, con su cuerpo a medio vestir, con solo mi remera cubriendo su piel y su cuerpo manchado en actos lascivos. Mientras pasaba delicadamente mis dedos por su piel prohibida y envenenada en deseo desenfrenado; no podía dejar de pensar en cuantos la habían tenido ya. Cuantos la han tocado, cuantos le han hecho lo que yo a toda hora, cuantos pudieron verla sonreír, escucharla reír, tocarle y complacerle sexualmente. Cuantos habrán jugado con su lengua en un cambio de sustancias nocivas como nosotros la noche anterior.

Detuve mis dedos y ella se aferro a mí como nunca antes, eso me hizo recordar cuando estuvimos en el hospital.
 
Ella, con un desenfrenado beso, cargado en lujuria, sus manos se paseaban por mi pecho mientras me besaba. Las mías, estaban sujetas a su cadera sin deseos de dejarle ir; con caricias que iban al ritmo de los movimientos de su cuerpo en el mío. Tan tierna y frágil, comportándose como si el mundo estuviera a sus pies... eso también me gustaba de ella; su valor para enfrentársele a la gente, pero, también cuando era la indefensa, huía de sí misma, se lastimaba al cerrarse, al bloquearse. Cuanto deseaba repetir con ella cada momento en donde dejábamos salir nuestro instinto a fin de poseer al otro, sin darle escapatoria, sin dejar ir al otro... quizás nos lastime a ambos cada vez que le busque, cada vez que calle lo que mi ser gritaba al verla, al recordarla, al escucharla, al sentirla, al tocarla...

Si tan solo hubiera dejado mi estúpido orgullo a un lado, quizás, solo quizás... no hubiera sido el causante de esas lágrimas, de esa mirada de odio y de esa palabra que salió de su boca, esa boca que deseaba y aun deseo, por poseerla y ser su esclavo y su juguete, si así lo desea.
Ojala les haya gustado
Saludillos…
 
Y... no se olviden de comentar, su opinion es muy importante para mi ;3;

3 comentarios:

  1. Mala. Algún día me dirás qué leches le dijo Cassy?
    Eso espero, PORQUE LA INTRIGA ME PUEDE.

    Bueno, espero pronto el siguiente capítulo pronto.
    Xauuuuu.

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    Respuestas
    1. Eso se revelara en los capitulos culminantes del fic muajajajajaja
      Saludos...

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  2. ¿Qué coños le dijo Cassy? ¿¡QUÉ COÑOS LE DIJO?!*amenazando con tirarle un disparo*
    jchanjhvb bueno, espero el próximo sin más que decir, chaochao

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